Viñeta publicada en ABC el 2 de julio de 2010

Como si de un nuevo Atila se tratara, el sindicalista que da fondo a la viñeta rebuzna su grito de guerra: “¡A reventar Madrid!”. La viñeta se refiere a la huelga salvaje en el Metro de Madrid y que sufren desde hace días varios millones de trabajadores madrileños. Según algunos comentaristas, la causa teórica de esta huelga es la reducción de los salarios de los trabajadores del Metro un 5%, en línea con lo marcado por el Gobierno del Sr. Rodríguez ZP para los empleados públicos. La causa práctica sería deteriorar la imagen del gobierno autonómico que preside la Sra. Esperanza Aguirre, como bien a las claras lo deja Mingote. Según estos comentaristas, es una oportunidad que el brazo sindical de la izquierda política no estaría dispuesto a desperdiciar. De poco ha servido que la Sra. Aguirre aclarara que este recorte salarial "es un sacrificio que tienen que hacer los que tienen contrato fijo en favor de los 4.600.000 parados"; desconozco si ha realizado otras declaraciones, pero no es malo recordar que, frente a una reducción del 5% en unos salarios de por sí elevados, como denuncian ser el caso de los empleados de Metro, el gobierno socialista ha bloqueado los ingresos de aquellos que menos cobran: los pensionistas; ¿para cuando la protesta sindical? ¿Para Septiembre? (¡vale!) Hechas las aclaraciones oportunas, conviene detenerse en el grito de guerra, por llamarlo finamente, del sindicalista de marras. Hitler hizo una pregunta que ha quedado en los anales de la historia: “¿Arde París?” Y la pregunta estaba relacionada con la literalidad de la orden que había emitido de que incendiaran París hasta no dejar piedra sobre piedra. El sindicalista ha amenazado con “reventar Madrid”. A diferencia de Hitler, el sindicalista no quiere destruir la ciudad sino dañar a los madrileños; y bien que lo ha conseguido, al menos a esos dos millones de trabajadores como él –quiero suponer que es trabajador y no “liberado”- que cada día utilizan el transporte público para acudir a su puesto de trabajo. Ni servicios mínimos ni pamplinas, “¡que revienten!” Como modelo de ciudadanía y de civismo de la izquierda, no está mal. Por cierto: he preferido no averiguar a qué central sindical pertenece el energúmeno; no saldría muy bien parada.

P.D.: Acabo de leer que el citado seguidor de Atila ha sido destituido del comité de huelga. ¡Menos mal! ¡Un soplo de cordura!

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