Sin demasiado temor a equivocarme, encuadraría esta viñeta en el conjunto que D. Antonio Mingote ha dedicado al reciente debate sobre el estado de la nación. Esta sería la cuarta, tras las dedicadas los días 16, 18 y 19.
En la que hoy nos presenta denuncia ciertas actitudes que son corrientes entre los gobernantes. Si esa nueva definición de gobierno es ya de por sí impactante, ese efecto se potencia por el hecho de ponerla en boca de un menor que aún juega con sus cochecitos. La cara del adulto -que muy bien podría ser su abuelo-, es suficientemente expresiva.
¿Puede considerarse exacta, acertada o verdadera la afirmación de que gobernar es “tratar de impedir que gobiernen los otros”? Desde mi punto de vista tiene una parte nada pequeña de verdad, aunque desde el punto de vista del derecho o de la filosofía política no sea éste el fin primordial de la acción de gobierno, sino una consecuencia lógica aunque poco recta de la misma.
Para el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, gobernar es, en una primera acepción, “mandar con autoridad o regir algo”; en una segunda acepción, sería “dirigir un país o una colectividad política”. Ninguna persona medianamente rigurosa dudaría de la rectitud de intención de las personas que gobiernan nuestro país, al menos de la rectitud inicial, lo que no quita para que en el acaloramiento de los debates radiofónicos o televisivos se escuchen afirmaciones más o menos drásticas al respecto. Pero sí que es cierto que, ya sea como consecuencia de un abrumador éxito electoral, ya como consecuencia del acostumbramiento a las prebendas y comodidades que depara el poder, no siempre se mantiene esa rectitud de intención inicial de asegurar el bien común cualquiera que fuere el costo político que conlleve, y se pasa a gobernar con la turbia intención de segar la hierba al contrario para que no ascienda y dispute ese poder con un mínimo de garantía de éxito. Llegados a este extremo, la acción de gobernar da paso a la menos recta acción de medrar, maniobrar, manipular y mercadear. Algo podrían decir al respecto el Partido Socialista Obrero Español y sus aliados nacionalistas.
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