Viñeta publicada en ABC el 13 de julio de 2010

El triunfo de la selección nacional de fútbol ha unido a los españoles, con las excepciones ya sabidas de los independentistas del arco territorial español. Algunos de sus dirigentes no han sentido pudor de manifestar públicamente su deseo de que ganaran las selecciones suiza, hondureña, chilena, portuguesa, paraguaya, alemana y holandesa, por este orden. Con la excepción de la alegría que les deparó el triunfo de la selección suiza, las demás solo les han deparado disgustos: España ganaba a una tras otra, sin demasiado ruido, pero con paso seguro. Otros dirigentes han manifestado su preocupación por la abundancia de banderas españolas en lo que consideran territorio segregado e independiente, como ha sido el caso de los líderes de ERC en Cataluña o los filoetarras en Vascongadas. Por último, algunos descerebrados no han dudado en recurrir a la agresión física para derramar su rabia por el triunfo de lo español. Pues a unos y a otros les han dado con la puerta en las narices. Allá ellos con su rencor y sus fobias (¡que amargura de vida!)

Aunque desgraciadamente aún son muchos los asuntos que preocupan y dividen a los españoles, particularmente los provocados por irresponsables actuaciones gubernamentales en materia económica, política, moral o social, el triunfo de la selección española ha conseguido unir a todos por una horas o por unos días, dejando de lado sus divergencias,… o su edad, como muy bien representa D. Antonio Mingote en su viñeta de hoy. Sabemos que esta alegría es efímera porque los problemas siguen ahí. En unas declaraciones a ABC, que recoge la columnista Érika Montañés, el psicólogo del Consejo Superior de Deportes (CSD) Pablo del Río, afirma: “(…) ese estado tiene una duración muy determinada y son algo pasajero(…) En dos días, el parado volverá a pensar solamente en que está desempleado (…)” Y compara al estado de euforia colectiva vivido los últimos días del mundial, y de manera particular los dos últimos, con los efectos de “un analgésico que durará como mucho 48 horas, una aspirina que resta dolor, pero éste volverá”. Mucho nos tememos que esto va a ocurrir de inmediato: mañana se celebra el debate sobre el estado de la nación y la cruda realidad volverá a quedar tan patente en la tribuna de oradores como presente en miles de hogares españoles… aunque siempre queda la esperanza, como la que representa ese niño que camina alegre con la misma bandera que el anciano.

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