Si contamos el día de ayer, los próximos 18 días verán cuatro enfrentamientos de los conocidos como derby del siglo, clásicos Barça-Madrid, etc. Incluyo el día de ayer porque fue cuando se disputó el partido de vuelta de la Liga 2010-2011. Fue en el estadio del Real Madrid y quedaron en tablas, uno a uno. Los próximos días verán la final de la copa del Rey, y los dos partidos de la semifinal de la copa de Europa, el de ida y el de vuelta. Me gusta el enfoque dado por Mingote a esta sucesión de enfrentamientos. Lo que resulta ser un deporte ha devenido en ocasión de reivindicaciones políticas, de manifestación de rencores mutuos y de exaltación de patriotismos equívocos. La última etapa del anterior presidente del Barça acentuó estos enfoques y así, lo que no debía pasar de una sana y festiva competición acabó teniendo resonancias políticas. Confío en que las actuales directivas de uno y otro equipo sepan ponerse en su sitio y desinflar lo que jamás debió ser hinchado. Me parece de lo más natural esta representación en la que sendos jugadores de uno y otro equipo se interesan el uno por el otro; al fin y al cabo son colegas de profesión que han compartido numerosas horas de concentración en las convocatorias de la selección natural, han conseguido para su país, España, la copa del mundo disputada en Sudáfrica el verano pasado, y han lucido los colores de su bandera por los cinco continentes. ¿Por qué no habría que poner un poco de cordura?
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