Viñeta publicada en ABC el 29 de Septiembre de 2010

Si el tema central de los últimos días ha sido la huelga general, es razonable que seleccionemos como viñeta de la semana esta publicada el mismo día que se lleva a cabo y el comentario que escribí entonces.

El tamaño de la viñeta -más grande que el habitual- me lleva a pensar si no estaremos ante una particular protesta de Mingote contra la huelga general de hoy: los sindicatos llaman a no trabajar y don Antonio hace su viñeta más grande. Si así fuera, me adhiero a esta peculiar antihuelga, aunque sólo sea por ir contra una dictadura sindical que es uno de los principales lastres de la sociedad española. Pero dejemos de lado la cuestión del formato y centrémonos en el asunto del día. Como ya anunciaron Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores antes del verano, hay convocada una huelga general en toda España para hoy. Según algunas agencias de prensa es la séptima desde que está en vigor el nuevo régimen. Es mucho lo que los medios de comunicación han dicho sobre ella y lo que seguirán diciendo. La síntesis de esas informaciones es la de que es una huelga pactada entre Gobierno y sindicatos[1], y en esta línea hay que entender la hipotética respuesta telefónica de la Sra. Pajín. Pero al margen de las motivaciones o ausencia de ellas, me parece que puede ser oportuno centrar la atención en la actuación de los piquetes de energúmenos, también llamados eufemísticamente “piquetes informativos”. No son pocos los comentaristas que hablan de estos piquetes que sólo consiguen impedir el funcionamiento de los servicios mínimos mediante la coacción y la violencia. Las imágenes que llegan dan buena cuenta de ello, como ya ha sucedido con otras huelgas, generales o sectoriales. Si no fuera porque sus actuaciones delictivas son toleradas por las autoridades, los efectos de numerosas huelgas serían inferiores a lo que lo vienen siendo, pues no en vano son numerosos los trabajadores que prefieren dirimir sus problemas y sus reivindicaciones por la vía de la negociación y, en último extremo, dejar libertad de acción a los trabajadores, que tener que recurrir a la coacción. Parafraseando el refrán “dime con quien andas y te diré quien eres” podríamos decir “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”; tal es el caso de las centrales sindicales referidas: presumen de libertad y son las primeras en conculcarlas. Reivindican libertad para hacer huelga pero se la niegan a los que la rechazan.


[1] Día 30, un día después de la fracasada huelga general: según informa elconfidencialdigital.com, “Una huelga general pactada. Cándido Méndez prometió a su amigo Zapatero por teléfono atacar sólo al Gobierno y no al presidente”.

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