Viñeta publicada en ABC el 9 de octubre de 2010

La noticia de la derrota en las primarias de la candidata del Sr. Rodríguez ZP para las elecciones autonómicas madrileñas ha quedado eclipsada por la de la concesión del Premio Nobel de Literatura al escritor Mario Vargas Llosa. Por eso hemos elegido esta viñeta como la más representativa de la semana que acaba.

Finísima y cariñosa viñeta la que dedica Mingote a Vargas Llosa, nuevo Premio Nobel de Literatura. Podríamos decir con toda propiedad que es el homenaje de un académico a otro académico, pues esa es la condición de Don Antonio Mingote Barrachina, que ocupa el sillón r (así, r minúscula), y la de Don Mario Vargas Llosa, que ocupa el sillón L (L mayúscula). La viñeta es suficientemente expresiva: la Real Academia extiende la alfombra roja –esa que tan pronto guía los pasos de los jefes de estado como de las estrellas del celuloide- para recibir con todos los honores a su laureado académico.

La edición de ABC del día de ayer se hacía eco en portada de unas palabras pronunciadas por Vargas Llosa el día 7, nada más conocer la noticia de la concesión del premio: “Es un reconocimiento a la lengua en que escribo”. Ni ABC ni otros muchos periódicos dudaron en titular que se había concedido el Nobel a la lengua española: “Nobel al español”, decía nuestro periódico de referencia; “El Nobel a Vargas Llosa refuerza el español” (La Gaceta); “El Nobel se entrega al español” (La Razón); “Vargas Llosa, sexto español con el Nobel de literatura. Es un reconocimiento a la lengua en la que escribo” (EL Mundo); estos son algunos de los titulares de la prensa en papel. Los diarios digitales titularon de maneras parecidas.

La segunda cuestión de fondo que he podido constatar en los artículos y comentarios leídos es el cambio que supone el hecho de que el jurado de los Nobel de literatura haya dirigido su vista nuevamente hacia un autor universalmente conocido en vez de hacerlo hacia escritores que lo eran solamente en círculos literarios muy reducidos, como es el caso de varios de los últimos premiados. Con premios como el Príncipe de Asturias de Las Letras en 1986 y el Cervantes en 1994, a Vargas Llosa se le abría un camino que con el Nobel ha llegado a feliz término.

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